Hace ya tiempo que se comprobó que uno de los principales factores en el éxito del tratamiento quirúrgico de la obesidad es la precocidad. Exactamente igual que en el caso del cáncer. Cuanto antes se ataca el problema, mayores las posibilidades de éxito y de evitar secuelas.
En 2017 el grupo Colaborativo de Cirugía Bariátrica de Míchigan ya publicó en la prestigiosa revista JAMA un trabajo sobre más de 27000 pacientes en el que avaluaban las posibilidades de éxito de la cirugía bariátrica tanto en términos de conseguir un IMC (índice de masa corporal) menor de 30 como de disminuir o mejorar las complicaciones asociadas a la obesidad: hipertensión, diabetes, hiperlipidemia, enfermedad coronaria y apnea del sueño.
Los factores que comprobaron que se asociaban a un aumento significativo de las posibilidades de conseguir un IMC menor de 30 eran: Edad, sexo, el peso y el IMC preoperatorio, la raza y el nivel de ingresos. De forma que, los más jóvenes, los de peso e IMC menor, las mujeres (frente a los hombres), los blancos (frente a negros y latinos) y los más ricos, tenían más posibilidades de reducir su índice de masa corporal por debajo de 30. Y con ello las posibilidades de poder abandonar la medicación del colesterol, la tensión, la insulina y los antidiabéticos orales y de dejar la CPAP para la apnea del sueño. Además, los pacientes con iMC<30 al año de la intervención, mostraron mayor grado de satisfacción con la cirugía.
Sobre la raza, el sexo y el nivel de ingresos poco puedes hacer, pero pensártelo mucho porque tu peso o IMC no es los suficientemente alto, disminuye claramente las posibilidades de éxito de la intervención. Si los médicos te lo han propuesto ¿a qué estás esperando?
Si sabes inglés, te dejo el enlace al trabajo comentado: